Para facilitar el proceso había hervido el hueso, con la carne ya cocida se le hizo fácil y tomó un pedazo mientras pensaba ‘¿por qué no hacerlo?’.
Le agarró sabor, así que puso a freír la demás carne y la comió. “Había sido tan duro tenerlo en mi cuerpo, y cuando lo saqué, se convirtió en algo más, algo romántico. Fue muy emocionante y estimulante. Era tan personal”, afirmo:
Aqui las imagenes: