Hoelzel se ganó a pulso el apodo de “Cabra Humana”, y recibió todo tipo de propuestas extrañas. Uno de esas propuestas fue ayunar por 15 días lo que provocó que sus costillas se hicieran visibles y sus rodillas se dejaban ver por sus encogidas piernas. A menudo, se le daban cosas diferentes y registraban cómo pasaban a través de su cuerpo. Un gráfico muestra sus aventuras culinarias registrando todo lo que comía. Era importante saber cuantas piezas se había comido, qué tan grave era el objeto, y cuánto tiempo se había tardado pasar por el sistema digestivo. Por ejemplo, el dióxido de carbono tardó de dos a seis horas. Las bolitas de oro no fueron recuperadas hasta veintidós días después de que fueron comidas. El alambre de plata le tomó alrededor de 80 horas y la grava que tragó directamente de la entrada del laboratorio, le tomó poco más de 50 horas, por mencionar sólo alguno de tantos inusales objetos.
Aqui las imagenes: