¿Te parece exagerado? Pues es lo que reveló el estudio de Rosemarie Sokol Chang y Nicholas Thompson, quienes sometieron a un grupo de voluntarios a una serie de pruebas matemáticas mientras escuchaban diversos sonidos.
Y por increíble que parezca fueron los balbuceos, los gritos y, sobre todo, los lloriqueos de los niños los que les quitaban la concentración y los llevaban a cometer más errores.
Aqui las imagenes: